lunes, 31 de marzo de 2014

SEVILLA EN ... EL PREGÓN DE LA SEMANA SANTA (31 de marzo)



Mirad a Jesús Nazareno, que toma su Cruz y la abraza. Con delicadeza pero con firmeza. Con señorío incluso. 


Mirad a Jesús de la Pasión, que si a la Cruz se va, eso es ir derramando ternura y sufrimiento, suavidad y comprensión, mansedumbre y claridad. 

Y  os  invito  a  verle  andar,  leve su pisada soportando el peso,  cuando  se   impone la  majestad  del Dios-Hombre que nos pasa al paso de sus costaleros. Parece dejar como un perfume.  Es Jueves Santo y Pasión está frente al Monumento.


Y para subir a la Cruz, habrá que subir desnudo, como Cristo, Despojado de sus Vestiduras. Así el Cristo que sale de Santa Catalina, ahora en la Catedral; Exaltado en la Cruz, está desnudo; que cuando sea levantado, y lo ha sido, lo atrae todo hacia Él. 


Y en la Cruz se está para decir, en Siete Palabras, su abandono, el amor a la Madre, su preocupación por todos, su entrega al Padre, y su perdón: así, ¡que bien estaba todo consumado!.

Cruz,  cátedra de Maestro,  Cristo de la Buena Muerte;  cada "levantá" a pulso,  para  no   despertarlo; como si no fuera gritando a todos la magistral lección que cada día imparte en su Universidad,  a   sus universitarios; allí, aquí, y siempre, la sencillez de su programa: que lo más importante en esta vida es ¡el amor!

Cruz para estar en ella, que es trono de Rey,  Cristo de la Expiración:  es  el   barroco  dorado  de  este paso, la altura de su canastilla,  y la filigrana de sus candelabros,  el imponente trono para  Cristo  que viene del Museo, mirando al cielo, a punto de morir. Calla,  que ni fuerzas tiene para hablar, todo está dicho; pero en las cuatro esquinas del trono, que es su paso, los Evangelistas dan razón de su Palabra. Palabra de Rey. Palabra de Dios. Déjame subir hasta tus pies con un beso que signifique ¡gracias! 


Y en la Cruz ¡se muere!, que es el Calvario. Allí murió y así se llama el Cristo. Ahora sí: ¡ha muerto por nosotros! Silencio de Catedral, y cuatro hachones le alumbran. ¡Qué certera y fructífera, la muerte de Dios; qué serena y maravillosa la muerte de Dios que nos presenta Sevilla! 

Y  porque  de  la  Cruz  se  baja,  descenderá  de ella para ir al regazo de su Madre.  Quinta  Angustia, ¡cómo miras a tu  Hijo  que baja, preparadas las manos para recogerlo!  y me he dicho  muchas  veces que si seremos capaces de dejar la Cruz vacía.

Cofrades: ¡no! Porque si al ponerse el sol de nuestras vidas, las manos han de estar llenas, necesitaremos para ello haber llegado a un fin bueno. Cristo del Buen Fin, para enseñarnos la sencillez franciscana de su Cofradía y la categoría de ese Centro Infantil de Estimulación Precoz. Ése es el corazón abierto del Cristo de la Lanzada.

María  estuvo a su lado  en la  Cruz.  Virgen  del  Valle.  ¡Qué única manera  sevillana la de su  llanto! ¡Cómo  refleja su  cara  la espada de dolor  que le  anunciaron!  y ahora,  María,  porque ya  se lo  han bajado, lo tiene en su regazo para la  Mortaja,  lo tiene en su regazo  Servita para sus Dolores, lo tiene en su tierno regazo de  Piedad  de l Baratillo.  Mimo de caricias,  mimo de abrazo,  mimo  hasta  en la forma de mostrarlo.

Y  María, desde  ese  duro momento,  es,  y  para siempre,  Consolación y Madre  de la Iglesia.  Santo Entierro de Cristo: Ya ni Cruz. ¡Qué dulce Cristo dormido, respeto de una  Sevilla con luto de Sábado Santo!

Pero aquí  no acaba todo,  ¡ni nada!  Jesús resucitó,  clave de nuestra fe.  Jesús Resucitado  vendrá  en paso a la Catedral.

Siempre pensé que nuestra ciudad, ya en el Domingo de Ramos y en la Puerta de los Palos, nos anticipa en una semana ese otro Domingo de Gloria que es el de Resurrección. Son esos niños, que entraron con palmas y júbilo y que así van saliendo. Y es la Señora de Sevilla, Virgen de los Reyes, quien los oye, quien está sintiendo su bullir, quien conoce su inocencia, su alegría, ¡la que los hace suyos! Seguro que los sentaría en sus rodillas, su Niño les haría sitio y, si la llevaran, se asomaría al pie de la Giralda ¡como si fuera mañana de Agosto adelantada! ¡Luego dicen que Sevilla no sabe de la Resurrección! 

- Pregón de la Semana Santa de Sevilla. 1985.
     José Luis Peinado Merchante. 


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