Nuestra Señora del Amparo constituye uno de los más altos exponentes de la devoción de Sevilla a la Madre de Dios. Como en la mayoría de los iconos antiguos, el origen del culto a la Virgen del Amparo no queda claro. Parece ser que en el siglo XVI fue titular de una antigua institución titulada del Amparo de María Santísima y San José, dedicada al cuidado de los niños expósitos.
La Virgen, de pie, viste túnica jacinto, toca marfileña y manto azul rícamente estofado. Se complementa con una ráfaga de plata, media luna y corona de plata dorada. El Niño Jesús, también con corona de plata dorada, aparece con pañal rojo y se asienta sobre el brazo izquierdo de María. Su desnudez es signo de pureza e inocencia; simbolismo que se enriquece con el rojo de los pañales, clara alusión al sacrificio.
Es la última cofradía de gloria que procesiona en nuestra ciudad, recibiendo culto en la iglesia de la Magdalena.
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