Las obras de esta iglesia comienzan en 1699, sobre un terreno cedido por doña Lucía de Medina a la Compañía de Jesús para la construcción de un noviciado, con la condición de que el templo se consagrara a San Luis, rey de Francia, y que ella fuese enterrada en su Capilla Mayor.
Es este el más suntuoso de todos los templos del barroco hispalense. Se encuentra en el número 27 de la calle San Luis, entre Santa Marina y San Marcos. Declarada Bien de Interés Cultural, la iglesia está catalogada desde 1946 en la categoría de Monumento.
La fachada cuenta con un planteamiento espectacular, aunque su falta de perspectiva en el estrecho tramo de la calle San Luis donde se ubica, le priva de la visión que le otrogó su autor. Se levanta en dos cuerpos de altura; una balaustrada corona el frente, interrumpida por frontón con ángeles con el escudo real; y dos torres de planta octogonal cierran la fachada centrando entre ellas el potente volumen de la cúpula revestida como aquellas con azulejos y tejas en blanco y azul. Y si imponente es su exterior, disfruten cuando puedan del asombroso interior de la iglesia de San Luis de los franceses.
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