lunes, 8 de junio de 2015

RESPUESTA - 8 de junio - PASEANDO POR SEVILLA

La estancia en Sevilla de Juan Ramón Jiménez fue determinante. Aquí llegó tras la tutela de los jesuitas en El Puerto de Santa María para estudiar Pintura y Derecho. Según explica la profesora Rocío Fernández Berrocal, "su profesor de Pintura, Salvador Clemente, era ateneísta, y en el Ateneo descubrió Juan Ramón a Bécquer, descubrió su vocación. Vino como pintor y se hizo aquí poeta. El germen de su obra, su aprendizaje de la vida, del color, están en Sevilla".

Juan Ramón Jiménez llegó a enamorarse incluso de una chica sevillana, una tal Rosalina Brau. De todas formas, al padre de Platero le echaba para atrás el ambiente colorista y fandanguero que encontraba a veces. Pero jamás se olvidó de la ciudad que lo acogió: llegó a comparar a la Giralda con Zenobia; en su poema "De Boston a Nueva York" narra cómo despierta de un sueño y se pregunta: "¿Sevilla?. ¿Triana?. ¡Ah, no!". Y es en la calle Gerona donde tuvo su estudio, el "limbo de los pintores", como él lo llamaba, y donde encontramos la placa de metacrilato que recuerda su estancia en Sevilla.


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